domingo, 3 de diciembre de 2017

Acá estoy

KIerkegaard, precursor de Kafka


por Oscar Cuervo *

En Temor y Temblor, dice Johannes de Silentio [pseudónimo de Kierkegaard]:

“Leemos en la Escritura: «Dios tentó a Abraham y le dijo: '¡Abraham, Abraham!'. El respondió: «Heme aquí»”. ¿Has hecho otro tanto tú, a quien se dirige mi discurso? ¿No has clamado a las montañas «¡ocultadme!» y a las rocas «¡sepultadme!» cuando viste llegar desde lejos los golpes de la suerte? O bien, si hubieras tenido más fortaleza, ¿no se habría adelantado tu pie con lentitud suma por la buena senda? ¿No habrías suspirado por los antiguos senderos? Y cuando el llamado resonó, ¿guardaste silencio o respondiste muy quedo, quizá con un susurro? Abraham no respondió así; con valor y júbilo, lleno de confianza y a plena voz exclamó: «Aquí estoy»” .

Notemos la irrupción del autor que de pronto gira la cámara y apunta al lector: “¿Has hecho otro tanto tú, a quien se dirige mi discurso?”. Esta irrupción hace aparecer al lector, lo concretiza, cuando hasta ese momento parecía estar oculto entre la multitud de posibles lectores abstractos. Mediante la apelación, el lector -en cada caso único- es iluminado con una haz de luz cruda. 

(Probablente Kafka se haya inspirado en este gesto para poner en escena el episodio "En la catedral", donde Joseph K es llamado por su propio nombre por el sacerdote en la catedral oscura y ya vacía, en El proceso -ver Kafka, lector de Kierkegaard).

Así como Dios llama a Abraham, en un reflejo especular, Johannes de Silentio llama a su lector. Si Abraham responde: “acá estoy”, si reconoce que es precisamente él y  nadie más que está siendo llamado por su nombre, ¿qué le cabe hacer al lector de Temor y temblor? ¿Sos capaz de hacerte cargo de responder a la voz que te habla a vos y contestar también “acá estoy”? Pero ¿existe acaso una voz que pueda llamarme de esta forma? Y si existiera, ¿sería yo capaz de escucharla, de darme a conocer cuando se me llama por mi nombre?

* Fragmento del post La repetición 4 (¿Final?), aparecido en el blog Un Largo.


Ilustración: Carmen Cuervo

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