lunes, 31 de diciembre de 2018

Corsario


de lo mejor de 2018

Corsario: Mis listas suelen incluir a Perrone, no es mi culpa, es él que él insiste en buscarle siempre otra vuelta a la pregunta por el cine y la pregunta me interesa. En Corsario están Pasolini, Verlaine, Caravaggio. Pero va más atrás, hasta los griegos, con una cámara estenopeica.
στένω / ὀπή. Una caja con agujero sin lente y por ende sin foco.
En el paseo conurbano en blanco y negro desenfocado se intercalan planos con derroche de colores, flores que exhalan el perfume embriagador de la juventud o quizás simplemente te regalen un aroma mórbido. Como si Pasolini hubiera llegado hasta acá a hacer una remake de Caravaggio -otro que amaba a los muchachos y los buscaba por suburbios peligrosos en los que encontró su muerte violenta- lxs chicxs posan en medio de tableaux vivants. ¿Trazan Pasolini, Verlaine y Caravaggio el volumen de un cono temporal en alguno de cuyos puntos busca situarse la mirada de Perrone? ¿Cómo filmar con nitidez desde distancias focales ubicuas? El desenfoque es la clave de Corsario, el recurso con que el Perro se para de manos ante la prepotencia de la nitidez en la era digital. Como diciendo: estas máquinas nos ofrecen imágenes tan nítidas que no nos dejan ver.

Salu2 Perro

sábado, 29 de diciembre de 2018

Lazzaro felice: la sumisión angélica para paladares Netflix


Que Roma y Lazzaro felice, dos exponentes del humanismo de la mala fe contemporánea, condescendientes con los sumisos perfectos, sean consideradas películas atendibles por la cinefilia supuestamente rigurosa me causa una honda desazón.
Lazzaro felice: Una idea de la inocencia angélica en medio del mundo malvado, que asimila la bondad al idiotismo y rubrica la maniobra con el rito sacrificial del idiota, quiere pasar por una fábula sobre la crueldad contemporánea de la que la película participa.
Al principio parece atractiva por su retrato del mundo arcaico pero su extraño giro "religioso" tan forzado como chamuyero termina por desbaratar su intento de decir algo sublime sobre la bondad y la maldad contemporáneas, con banalidad ofensiva.
La fotogenia del protagonista y su imprevista amistad con el joven aristócrata prometen al principio algún tipo de tensión entre ética y política que se resuelve en la segunda parte con su religiosidad de realismo mágico. Los críticos que adjudican religiosidad a Lazzaro desconocen con tenacidad lo que Bresson o Pasolini hicieron al respecto. Las comparaciones con Rosellini y los Taviani me revuelven el estómago. Es el licuado de lo que con todos esos nombres venerables es capaz de hacer Netflix.
Lazzaro podría prometer un cierto registro de un arcaísmo subsistente, hasta el giro alegórico sobre el estado angélico que ofende a los oprimidos del mundo con el bajo recurso de la angelización de la sumisión.
Dos agravantes para la catástrofe artística de Lazzaro felice, el premio al ¡mejor guión!, justo lo que  arruina el buen comienzo de la película. Quizá el premio en Cannes al mejor guión sea solo el síntoma de que Netflix ya impuso su hegemonía. Netflix no quiere cine, quiere guiones con giros sorprendentes.
Y por último, que dignos cineastas y programadores poderosos hayan señalado a Lazzaro felice como película del año me sugiere un arruinamiento masivo del gusto por el cine.
Después de esta "revelación", extraño al Bruño Dumont de los campesinos malvados.

viernes, 28 de diciembre de 2018

Mujer nómade que puede un cuerpo


de lo mejor de 2018
Mujer Nómade (Martín Farina)
"¿Quién sabe lo que puede un cuerpo?" cita Esther Díaz a Baruch Spinoza y entregada a la cámara de Farina parece dispuesta a poner su propio cuerpo en disponibilidad para la pregunta. Si en el ámbito académico porteño ella es una de las principales impulsoras de la crítica al imperio de la tecnociencia, en la película su cuerpo se ve sometido a toda clase de tecnologías invasivas. A lo largo de Mujer nómade se citan muchas veces palabras como "sexualidad", "tecnología", "saber" y "poder" pero, en el momento culminante, la palabra que ella pronuncia es una que no proviene del léxico foucaultiano ni deleuziano: dice "desesperación".

Mujer nómade es el sexto largometraje de Farina, pero él llegó a asentar su poética justo cuando la crítica advirtió que existía. Ahora ya no está para los premios revelación sino para las retrospectivas.

jueves, 27 de diciembre de 2018

Germán García


Un tipo inteligente y amable a quien tuve la suerte de conocer en su Fundación Descartes, un sábado a la tarde de muchísimo calor, cuando nos invitó a hablar de Kierkegaard a Ana Fioravanti y a mí. 
Me llamó la atención su buen trato, su sencillez -cuando ya era uno de los faros secretos de Buenos Aires- y su curiosidad intelectual. No me debería haberme llamado la atención porque eso explica una parte de su relevancia. Pero siempre es distinto cuando lo conocés en persona.
Sigilosamente fue uno de los gestores del movimiento cultural de la Argentina moderna. Estaba en todos los lugares que podía en el momento preciso, escribió, pensó, organizó, creó revistas e instituciones. Se dice que su fundación Descartes, lacanianamente, no necesariamente se refería al filósofo del Cogito, sino quizás a la acepción de lo descartado, o incluso al pseudónimo que usó Perón en los años 50 para escribir algunos artículos. Será el calor o no sé qué pero siempre a esta altura del año parten muchos de los que nos acompañaron. Y nos queda la inquietud de por qué no estuvimos más tiempo con ellos, cuando estaban a nuestro alcance.

martes, 25 de diciembre de 2018

Un cine históricamente ligado a la justificación de crímenes en masa


de la serie lo mejor del año
por Oscar Cuervo

Did You Wonder Who Fired the Gun? (Travis Wilkerson): Conocí el cine de Wilkerson en una retrospectiva integral programada por Roger Koza para el DocBsAs. Y esta es su más reciente y mejor película (si no las hubiera visto una detrás de otra en poco menos de una semana no me animaría a decirlo).
Quiero plantar bandera por una experiencia que sólo puede suceder en una sala de cine. Wilkerson no pertenece a la secta de los cinéfilos que cree que es preferible mostrar que decir. Porque hay cosas que sólo se pueden mostrar, sí. Pero hay cosas que sólo pueden decirse. Por ejemplo, "yo". Una voz que dice: "El que está sentado en el regazo de ese hombre que disparó el arma soy yo, ese es mi abuelo" provoca una experiencia intransferiblemente acústica. Demanda ser escuchado, no visto.
El cine nació silente y los intertítulos se usaban la mayoría de las veces para suplir lo que no se podía mostrar. Pero un día el cine se volvió sonoro y desde entonces la edición de la banda de audio es tan relevante al menos como la puesta de cámara.
Llevó un tiempo hasta que algunos grandes autores advirtieran el peso del sonido en el cine. Bah, no llevó tanto tiempo. Si las primeras películas sonoras son de los 30 o por ahí, pocos años después Orson lleva la sintaxis radiofónica al cine. ¿Hay quien no haya advertido que Citizen Kane es insostenible sin el background que Welles traía de la radio? 
Una década después Bresson lo había advertido con todas las letras. El discípulo inevitable de Bresson, Godard, del que solo se puede ver una película si se toma la precaución de que va a escuchársela bien, volvió a los intertítulos del silente para que generen con su audio esencial una fricción poética.
Chris Marker, de quien Wilkerson es evidente discípulo, construía sus películas a partir de la tensión entre una narrativa enunciada en off y un encadenamiento de imágenes cuyo sentido era unificado por esa voz. Santiago Álvarez, el otro maestro declarado por Wilkerson dijo algo así como "dénme dos fotos y una canción y les hago una película". 
Por último quisiera agregar a Sokurov, cuya dimensión sonora no puedo dejar de vincular con cierta zona del cine de Wilkerson, desde el momento en que ambos construyen sus políticas de autor desde la voz que enuncia desde afuera. Sokurov dice que durante gran parte de su vida no vio una película porque en su pueblito en medio de la estepa rusa solo llegaba la radio. Y Elegía de un viaje, por ejemplo, o Confesión, por ejemplo, podrían ser puestas en diálogo con varias de las películas de Wilkerson, aún desde ideologías aparentemente opuestas.
Wilkerson puede construir toda una secuencia de Did You Wonder Who Fired the Gun? a partir de que su voz nos relata que está siendo perseguido, mientras el campo de lo visual se acota hasta el mínimo: una carretera de Alabama recorrida de noche por un auto sobre el que está montado el narrador. El efecto de ese sostenido plano no es solo inquietante por la posibilidad real de que él esté siendo efectivamente seguido por los servicios de información norteamericanos, cosa no improbable en la paranoica norteamérica actual. Hay otra dimensión posible no menos peligrosa acerca de quién o qué es lo que persigue al narrador: acaso de lo que él no puede escapar es de su propia historia.
En Did You Wonder Who Fired the Gun? Wilkerson finalmente logra así fundir su historia personal con la de su nación, casualmente la misma que consolidó su identidad a partir del cine. 
Cuando él nos dice "ese de la foto, mi abuelo, es el asesino en cuyo regazo aparezco" su historia personal queda ligada a la de su nación, a su violencia fundacional, a su prepotencia irreparable. Wilkerson nos recuerda que ese cine está ligado históricamente a la justificación de crímenes en masa. Un motivo por el que Did You Wonder Who Fired the Gun? resulta de visión necesaria es que después de verla uno no puede hacerse ya el tonto al respecto.
Did You Wonder Who Fired the Gun? es el cupo norteamericano entre mis películas del año, desde la perspectiva de lo que Hollywood dejó históricamente fuera de campo. Fuera Donald Trump y fuera David Griffith. Y Fuck Macri.

lunes, 24 de diciembre de 2018

Me gusta contar lo que siento realmente así en diez años sabré lo que pensaba a los veinte


Este género poético musical lo escuchan millones de chicos sub 20. Dice todo lo que no han dicho las dos generaciones anteriores. Con alta calidad artística. Del resto de las audiencias los separa un abismo de ignorancia (por parte de quienes no los conocen). Es interesante observar que el trap es desdeñando por los músicos establecidos y por el rock cristalizado por décadas en gestos rituales. Pero en ningún otro género popular aparece el mundo de hoy. 

Los músicos que les desconfían en base a parámetros que no son adecuados y que los envidian por su repercusión podrían hacer algo mejor: descubrir todo lo que estos pibes dicen y ello nunca dijeron.

domingo, 16 de diciembre de 2018

Roma o el brillito de sol sentimental matemáticamente colocado


el triunfo de netflix sobre el cine
o sea una mala noticia
eso es Roma, la nueva de Alfonso Cuarón, un evidente retroceso en su obra después de la magnífica Gravity
no es que se trate de una película pésima
las películas pésimas pueden llegar a tener pifies corajudos y mantenerse en el ámbito de la experiencia cinematográfica
en este caso es peor
Cuarón no la pifia, la fotografía es invariablemente bonita, sus travellings son virtuosos
su humanismo loable, en la época de Trump y Bolsonaro su alegato por la integración de los niños ricos, sus madres separadas y sus mucamas respetadas en su dignidad étnica propaga un poco de alivio entre tanta violencia
si no luciera todo tan fríamente calculado, tan lustroso y sensiblero
si cada brillo de sol no estuviera tan perfectamente calibrado para relucir en las pantallas led, puro lenguaje publicitario
y la tonalidad de cada intérprete no fuera tan monocorde y ajustado a las exigencias del guión
un guión ilustrado con la más extenuante armonía de grises
hollywood ya está en condiciones de consagrar este astuto paquete bondadoso como el nuevo paradigma de qualité
y convencernos a todos de no salir de noche con lo peligrosa que está la calle

UNA MIERDA, BAH

Lady Macbeth (William Oldroyd)


de lo mejor del año
 Lady Macbeth no es lo que parece La película de William Oldroyd fue uno de mis sobresaltos de 2018 Aunque fue filmada hace un par de años, llegó en 2018 acá empieza como típico melo del s19


Y afortunadamente se va transformando en... en qué? algo horroroso

lunes, 10 de diciembre de 2018

El conformista - Bertolucci



Los cualunquistas
Para los cualunques la vida es normal, vas a la cancha con tu hijo y te volvés a casa a mirar la tele y así la vida va pasando, tu mujer, tu profesión Son los normales Argentina no es un país normal El mundo es anormal, los normales son impostores, falsos ingenuos, cínicos agretas



Il conformista
Lo que me más impresionó al ver El conformista, la película del reciente finado Bertolucci, no fue su retrato de un fascista, sino el fascismo de un normal El personaje que hacía Trintignant no era fascista durante el fascismo, solamente era normal Eso lo lleva a hacer las peores canalladas para pasar desapercibido Tan desapercibido que casi él mismo se lo cree



Cuando el fascismo cae y alguien lo reconoce, le grita ¡fascista! La escena más temida Pero él se queda mirando de reojo un cuerpo tentador Su propio deseo no le grita, le habla al oído despacito pero peligroso, más que cuando le gritan ¡fascista!



Extraño a Bertolucci en el cine No sus últimas pelìculas sino las condiciones de posibilidad de su década prodigiosa 1970 1979

jueves, 6 de diciembre de 2018

O fantasma y otros sobresaltos






Vi O fantasma, creo que la primera película de João Pedro Rodrigues, hoy uno de mis directores favoritos, en el Bafici 2003, una de las mejores ediciones de su historia Era jueves casi a medianoche en un Cosmos atestado, yo iba por mi quinta película de la jornada Con poca oxigenación y bastante cansado me interné en una de las experiencias más intensas que haya tenido en una sala de cine Rodrigues hace una versión de Les Vampires situada en el universo nocturno de los recolectores de basura de Lisboa En clave gay 

Debo decir que la película me produjo reacciones físicas Salí mareado Llegué a casa y me tiré en la cama, era como si la cama se bamboleara en un río agitado Me zumbaban los oídos Dormí mal, si es que dormí 

Al otro día tenía marcadas para ver otras cinco en el Bafici No pude Me levanté a la tarde para ver solamente The skywalk is gone, de Tsai, de 22 minutos nomás

O fantasma me trasportaba a una dimensión onírica de una ciudad, de la mano de unos basureros que creo yo nunca el cine les había visto la cara Ni las otras partes del cuerpo que filmó JPR

Todo un gesto político mostrar a los tipos que mientras la ciudad duerme levantan la basura que tiramos Y mostrarlos como cuerpos deseantes en una ciudad afantasmada 

Con el tiempo fui descubriendo que no era un colapso mío y JPR es realmente un cineasta genial Quizá la que menos me guste sea la última, El ornitólogo, la más international style

Digo esto porque JPR estâ en Bs As para una retro completa en el Malba a partir de hoy, en la semana del cine portugués La oportunidad de verlas en sala y en sus soportes originales seguro no se repetirá JPR va a estar presente en las funciones

Lo digo también porque hoy JPR declaró que descubrió a Apichatpong en ese mismo Bafici 2003, cuando se dio Blissfully yours A mí me pasó igual Blissfully yours, O fantasma, The skywalk is gone... Extraño esa época de grandes descubrimientos cinéfilos


miércoles, 5 de diciembre de 2018

Hu Bo y el elefante sentado y quieto







An elephant sitting still 

Hu Bo se llama el director Se puede dejar la vida y todo el cine posible en una sola película? Hu Bo pudo 4 horas de cine de melancolía terminal, los productores querían que hiciera una versión de duración más acorde con el mercado Está claro que la película no podía durar un minuto menos Me hace acordar a JiaZhangke cuando estaba empezando, pero más oscuro, más crepuscular, quizás mejor Hu Bo llegó directo a la estilización El mundo reconoció su maestría y él poco después se mató No da ponerse a juzgar su suicidio Varios personajes se suicidan en la propia película Que tiene más vida que muchas películas donde nadie se mata Pero él tenía la delicadeza de filmarlos fuera de foco Hu Bo no necesita más que UN ELEFANTE SENTADO Y QUIETO para haber quedado entre los grandes del s 21
Esos personajes de Hu Bo están a punto de salvarse, de encontrar un motivo para seguir. Ir a ver al elefante sentado y quieto abre una posibilidad que nunca se pierde mientras se respira. Cerca de los maestros del lejano oriente que en las últimas décadas se consagraron a filmar la mutación de su territorio en tiempo real. Inmediatamente pienso en Jia Zhang-ke, sus primeras películas, las más ásperas, también en Hou Hsiao-hsien, el tramo realista de su obra, desde The boys from Feng Kuey a Good bye, south, good bye. O el primer Tsai. Y en el  documental, Wang Bing: un territorio violentado por la aceleración brutal de la historia, donde el tiempo de las existencias no puede seguir el rastro de las alteraciones del mundo y todo horizonte se parece a un abismo. El realismo es la manera verdadera de filmar esta mutación: la potencia del paisaje desolado, cielos abiertos a la nada, deptos oscuros, paredes rajadas, la basura, la mirada triste de los perros, el mundo disponible que no puede simularse. Hay que ubicar a los personajes sobre el territorio y dejar que la cámara los siga largamente. Me dicen que hay una corriente filosófica política que se llama aceleracionista. Me gustaría saber qué cárabo quieren. 
En las películas de Hu Bo, la única que hizo, hay que mirar lo fuera de foco si podés.

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