martes, 30 de enero de 2018

La claridad del corazón es digna de todo escarnio


«Pero nosotros predicamos a Cristo crucificado:
escándalo para los Judíos, estulticia para los Gentiles.”
Pablo, Carta a los Corintios

Todas las llagas están al sol
y Él muere a los ojos
de todos: incluso la madre
bajo el pecho, el vientre, las rodillas,
mira Su cuerpo padecer.
El alba y el crepúsculo Le dan luz
en los brazos abiertos y Abril
enternece exhibir
la muerte a miradas que Lo queman.

¿Por qué Cristo fue EXPUESTO en la Cruz?
Oh sacudida del corazón al desnudo
cuerpo del jovencito... atroz
ofensa a su pudor crudo...
¡El sol y las miradas! La voz
extrema pidió perdón a Dios
con un sollozo de vergüenza
roja en el cielo sin sonido,
entre pupilas frescas y hastiadas
de Él: muerte, sexo y picota.

Es necesario exponerse (¿esto enseña
el pobre Cristo clavado?),
la claridad del corazón es digna
de todo escarnio, de todo pecado
de cada desnuda pasión...
(¿esto quiere decir el Crucificado?)
sacrificar cada día el don
renunciar cada día al perdón
asomarse ingenuos al abismo).

Nosotros permaneceremos ofrecidos en la cruz,
en la picota, entre las pupilas
límpidas de alegría feroz,
descubriendo a la ironía las gotas
de sangre desde el pecho a las rodillas,
tristes, ridículos, temblando
de intelecto y pasión en el juego
del corazón ardido por su fuego,
para testimoniar el escándalo.

Pier Paolo Pasolini, "La crucifixión"

Traducción: Ana Fioravanti Ilustración: Carmen Cuervo

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