sábado, 3 de febrero de 2018

El subterfugio más peligroso para no amar



El subterfugio más peligroso respecto del hecho de amar es el de pretender amar exclusivamente lo que es invisible, o lo que nunca se ha visto. Este subterfugio tiene tan altos vuelos que sobrevuela por completo la realidad, y resulta tan embriagador que por eso fácilmente le tienta y fácilmente le hace imaginar a uno que se trata de la especie suprema de amor y la más perfecta de todas. Desde luego, muy rara vez se le ocurre a un ser humano maldecir insolentemente el hecho de amar; en cambio, es mucho más frecuente el engaño por medio del cual los seres humanos se engañan a sí mismos (cosa que les desvía de llegar realmente a amar) precisamente por hablar de una manera demasiado exaltada acerca de lo que es amar y acerca del amor. Esto tiene una raíz mucho más profunda de lo que se piensa, pues de lo contrario no se habría afianzado tanto esa confusión como lo ha hecho, esa confusión por la que los seres humanos llaman una desgracia a aquello que es una culpa: la de no encontrar ningún objeto, impidiéndose entonces de este modo, todavía más, el poder hallarlo; pues si empezaran por reconocer que era su propia culpa, entonces lo encontrarían con toda seguridad.

Søren Kierkegaard, Las Obras del Amor

Ilustración: Carmen Cuervo

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