lunes, 23 de marzo de 2020

P3ND3JO5 para ver online


Películas Anti Autor y Trivial quieren compartir la posibilidad de ver P3ND3JO5 de Raul Perrone, por primera vez liberada desde su estreno en la Competencia Oficial del BAFICI 2013, donde obtuvo el Premio a Mejor Director. Siempre hemos sido muy cuidadosos en cuanto a que la pantalla de una computadora, o aun mas, de un celular, no es la forma mas adecuada para ver nuestras películas. Pero la sitiación que estamos atravesando ha modificado, inevitablemente, la forma de ver y de compartir el cine.

Se dijo de P3ND3JO5 en el momento de su estreno: “…Perrone logró una película extraordinaria. Deja pistas que remiten a muchas y muy variadas tradiciones cinematográficas, desde el primitivismo hasta la extrema contemporaneidad, pasando por el expresionismo, Dreyer, Godard, Pasolini, Antonioni, Favio, Coppola, Gus Van Sant y, claro, el mismo Perrone. Sin embargo, la película no se parece a nada en el mundo, ni siquiera a su filmografía anterior. Su cámara parece haber entrado en un estado de gracia: la espiritualización que logra extraer de las caras de sus pendejos no puede comprenderse en términos de marcación actoral ni tampoco de registro documental. Hay manifestaciones del espíritu que solo pueden verse desde cierto ángulo y en un momento fugaz: Perrone parece haber estado ahí en el momento indicado. Bresson lograba extraer el aura de sus modelos, Sokurov lo hizo en sus Voces Espirituales. El Perro se inscribe en ese pequeño grupo. No logro figurarme una técnica que explique estas capturas, unas instrucciones para lograr algo parecido. Me inclino por la hipótesis de una posesión". (OAC)

Pasen y vean. Compartan, comenten.

¡Y cuidemosnós!


Contraseña: P3NHD

Postdata de KBSAS (parte de un texto publicado en La otra el 20 de octubre de 2012):

El cine -invento de la revolución industrial- es el resultado de dos fuerzas contrapuestas: 1) registro de lo real involuntario (la huella de la luz y del sonido en el momento del rodaje); y 2) alucinación inducida (en el momento de la proyección, la sala oscura y las imágenes fantasmales que se desmaterializan y se introyectan en la mente del espectador). El cineasta es un medium entre esos dos polos: sale a cazar pedazos de real, los lleva vivos a la mesa de edición y les hace tajos por los que se cuelan ráfagas de fueras de campos, la madre de todas las batallas por el sentido. Vamos a Perrone.

Perrone halla personas y lugares, en este caso, pendejos, pistas de skate, habitaciones, plazas, algunos adultos, cielos suburbanos, en este caso blancos, negros, grises. Encuadra de una cierta manera descentrada, entra y sale de escena antes o después de resolver los conflictos, cosa de hacernos saber que ese mundo continúa beyond the film, que se nos escurre ante los ojos: siempre hay un resto más allá de cada final, siempre un faltante en cada comienzo, siempre un salto en cada corte. Por ahí se cuelan nuestros fantasmas. Así funciona el cine y así funciona Perrone. 

Atenti: Perrone se le anima a la larga duración. No es un capricho: necesita esos tránsitos para llegar a otras partes. P3ND3JO5 renuncia al registro de las voces de los personajes, para transformarse en película muda -los diálogos expuestos mediante intertítulos-, pero tampoco tanto: porque quedan rastros de sonido en momentos clave. Y música. Hace poco leía un decálogo que Perrone escribió en los 90 y una de las reglas decía: "cada vez menos música", pero resulta que el hombre ahora se le anima a la música.

P3ND3JO5 es un musical. Una película para escuchar o un disco con fantasmas. Perrone se le anima a la música. Hace una ópera en tres actos llamada P3ND3JO5. Una cumbiópera en tres actos para ver de corrido. Cumbia electrónica + ópera + loops sonoros + Händel + Puccini + disparos + cuerdas de nylon: un trip. La textura cruda de la imagen b&n se deja seducir por las delicadas tramas sonoras que se van entrelazando sin solución de continuidad.

Todavía déjenme decirles algo.

El Perro se reinventa en esta rapsodia de miradas deseantes. Que se reinventara después de décadas de carrera haciendo varias cosas por primera vez para seguir siendo él mismo no importaría tanto. Lo más importante es que nos entrega dos horas y media de belleza, como si el cine se acabara de inventar. O como si fuera la última película de la historia del mundo, sin que importe quién la hizo ni  para qué. 

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