Hay dos problemas básicos en Roma : la película no está bien filmada sino bien fotografiada, que no es lo mismo: bonita como un objeto decorativo, es decir: no puede llegar nunca a ser hermosa. Fríamente calculada para terminar diciendo ¡qué buena fotografía!, lo cual es un síntoma de que la fotografía va por delante de la película. El ejemplo más claro: el plano final con el brillito de sol colándose en en abrazo entre la sirvienta y los patrones burgueses, para edulcorar los buenos sentimientos. Dos: su humanismo burgués legitima la opresión de la sirvienta. Ejemplo: el mismo plano final, el abrazo, el sentimentalismo conciliador. El éxito de la película es el marketing de Netflix, que hace que todos hablen de ella. No es verdad que no se hagan hoy grandes películas. Es que el neoliberalismo te deja con el culo aplastado sobre el sillón de tu living.
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