martes, 25 de diciembre de 2018

Un cine históricamente ligado a la justificación de crímenes en masa


de la serie lo mejor del año
por Oscar Cuervo

Did You Wonder Who Fired the Gun? (Travis Wilkerson): Conocí el cine de Wilkerson en una retrospectiva integral programada por Roger Koza para el DocBsAs. Y esta es su más reciente y mejor película (si no las hubiera visto una detrás de otra en poco menos de una semana no me animaría a decirlo).
Quiero plantar bandera por una experiencia que sólo puede suceder en una sala de cine. Wilkerson no pertenece a la secta de los cinéfilos que cree que es preferible mostrar que decir. Porque hay cosas que sólo se pueden mostrar, sí. Pero hay cosas que sólo pueden decirse. Por ejemplo, "yo". Una voz que dice: "El que está sentado en el regazo de ese hombre que disparó el arma soy yo, ese es mi abuelo" provoca una experiencia intransferiblemente acústica. Demanda ser escuchado, no visto.
El cine nació silente y los intertítulos se usaban la mayoría de las veces para suplir lo que no se podía mostrar. Pero un día el cine se volvió sonoro y desde entonces la edición de la banda de audio es tan relevante al menos como la puesta de cámara.
Llevó un tiempo hasta que algunos grandes autores advirtieran el peso del sonido en el cine. Bah, no llevó tanto tiempo. Si las primeras películas sonoras son de los 30 o por ahí, pocos años después Orson lleva la sintaxis radiofónica al cine. ¿Hay quien no haya advertido que Citizen Kane es insostenible sin el background que Welles traía de la radio? 
Una década después Bresson lo había advertido con todas las letras. El discípulo inevitable de Bresson, Godard, del que solo se puede ver una película si se toma la precaución de que va a escuchársela bien, volvió a los intertítulos del silente para que generen con su audio esencial una fricción poética.
Chris Marker, de quien Wilkerson es evidente discípulo, construía sus películas a partir de la tensión entre una narrativa enunciada en off y un encadenamiento de imágenes cuyo sentido era unificado por esa voz. Santiago Álvarez, el otro maestro declarado por Wilkerson dijo algo así como "dénme dos fotos y una canción y les hago una película". 
Por último quisiera agregar a Sokurov, cuya dimensión sonora no puedo dejar de vincular con cierta zona del cine de Wilkerson, desde el momento en que ambos construyen sus políticas de autor desde la voz que enuncia desde afuera. Sokurov dice que durante gran parte de su vida no vio una película porque en su pueblito en medio de la estepa rusa solo llegaba la radio. Y Elegía de un viaje, por ejemplo, o Confesión, por ejemplo, podrían ser puestas en diálogo con varias de las películas de Wilkerson, aún desde ideologías aparentemente opuestas.
Wilkerson puede construir toda una secuencia de Did You Wonder Who Fired the Gun? a partir de que su voz nos relata que está siendo perseguido, mientras el campo de lo visual se acota hasta el mínimo: una carretera de Alabama recorrida de noche por un auto sobre el que está montado el narrador. El efecto de ese sostenido plano no es solo inquietante por la posibilidad real de que él esté siendo efectivamente seguido por los servicios de información norteamericanos, cosa no improbable en la paranoica norteamérica actual. Hay otra dimensión posible no menos peligrosa acerca de quién o qué es lo que persigue al narrador: acaso de lo que él no puede escapar es de su propia historia.
En Did You Wonder Who Fired the Gun? Wilkerson finalmente logra así fundir su historia personal con la de su nación, casualmente la misma que consolidó su identidad a partir del cine. 
Cuando él nos dice "ese de la foto, mi abuelo, es el asesino en cuyo regazo aparezco" su historia personal queda ligada a la de su nación, a su violencia fundacional, a su prepotencia irreparable. Wilkerson nos recuerda que ese cine está ligado históricamente a la justificación de crímenes en masa. Un motivo por el que Did You Wonder Who Fired the Gun? resulta de visión necesaria es que después de verla uno no puede hacerse ya el tonto al respecto.
Did You Wonder Who Fired the Gun? es el cupo norteamericano entre mis películas del año, desde la perspectiva de lo que Hollywood dejó históricamente fuera de campo. Fuera Donald Trump y fuera David Griffith. Y Fuck Macri.

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