En estos días escuché algunas versiones de canciones de Charly que me volvieron a hacer pensar en la perdurabilidad de su obra. El rock argentino tuvo grandes artistas, también fabulosos intérpretes: Spinetta, Javier Martínez, Palo, Fito, Pappo, Nebbia, Moris, pero hay algo en la solidez de la obra de Charly que parece ir más allá del resto. Porque sus canciones le sobrevivirán mucho tiempo y estoy seguro -aunque yo no esté ahí para constatarlo- que seguirá siendo interpretado por otres grandes cantantes de las décadas futuras.
Como dice él, "el futuro está asegurado", sus canciones migrarán a cientos de voces. ¿En qué baso mi intuición? Creo que hay algo en la estructura de sus canciones, en el gracia de sus melodías, en la conjunción perfecta de letra y música, que va a traspasar a otros que lo canten. Para poner dos ejemplos eminentes: Spinetta y Palo fueron dos artistas gemiales, haberlos presenciado cantar fue una experiencia imborrable. Pero al pensar en su legado se me hace difícil imaginar sus canciones en versiones que no hagan extrañarlos. Las voces de Palo y Spinetta parecen inseparables de sus canciones. Los tributos póstumos que les hicieron mostraron que es difícil que esas canciones encuentren voces que puedan trasmitir lo que ellos lograron. Charly también mostró ser el mejor intérprete de sí mismo: las mejores canciones de Sui Generis ya eran las que él cantaba; "Necesito", "Quizás por qué", "El show de los muertos". Pero la ventaja del repertorio de Charly está en algo que se pudo comprobar en la celebración de su 70° cumpleaños: sus canciones soportan otras voces.
Una prueba contundente de lo que digo está en la belleza de estas versiones: Lidia Borda es una de las mejores cantantes argentinas y las versiones que grabó este año de "Adela en el carrousel" y "Promesas sobre el bidet", acompañada por el gran Daniel Godfrid, son sencillamente extraordinarias.
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