Ilustración: Carmen Cuervo
En esta época, y realmente en muchas épocas pasadas, la gente ha perdido casi de vista el hecho de que la profesión de escritor es, y debe ser, una vocación seria que implica un modo adecuado de existencia personal. La gente no se da cuenta de que la prensa en general, como expresión de la comunicación abstracta e impersonal de ideas, y la prensa diaria en particular, a causa de su formal indiferencia con respecto a la cuestión de si aquello de que informa es cierto o falso, contribuye enormemente a la desmoralización general, por razón de que lo impersonal, lo cual, en su mayor parte, es irresponsable e incapaz de arrepentimiento, es esencialmente desmoralizador.
Søren Kierkegaard, Mi punto de vista , Ed. Sarpe, Madrid, 1985, pág. 75.
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