por Daniela Andújar
la noche me sigue el rastro
en la ojera, los pómulos… los pensamientos que necesitan un poco de colirio
la noche me sigue el rastro
en los olores de ciertas ideas
en otra hora los llamaría jaqueca
en esta sé que es la estela de todos los cigarros que me fuman el ansia, la desórbita, el bajón de alguna cosa no precisa
pero que deshace otra cosa o precisa o preciosa, no sé
la noche me sigue el rastro y
son las seis de la tarde
acaba de venir al mundo un jazmín
la ultramama de todo
me dice simplemente que sigue allí
naciéndose
naciéndonos
que sigue y que siguió
mientras toda la noche
su insistencia es implacable
y nosotros probando con palabras
con un sonido de invento
probando si podemos entender algo
traducir algo
sanar otro algo
daños de no ser
acaba de venir al mundo un jazmín y yo... con la noche como un tapado de piel:
ojeras rimmel mal ubicado la vista con arenas a la vista
¿será el desierto
lo que me raspa?
será el desierto de lo que espero
y no ocurre?
un desierto que se anuncia
que se medanea por medio de encantamientos fatuos
las palmeras
no están a la vista
pero....
a quiééén le importa!
Alaska sabía todo!
si acaba de venir al mundo un jazmín
lo escribo porque lo veo
ni lo invento
ni se sirve de mí para existir
sólo se ofrece
a mí, al pasillo y a la luna
se ofrece
no trabaja de
se ofrece
aromando mis ojos
aliviando mi noche
insistiendo y no entiendo dónde llevó guardado su olor
entenderlo es más noche
el jazmín es el que entiende
entiende todo
y se tiende
a mí, a vos…
y su idioma es un hablar constante en perfumés
y lo que me dice
no puedo repetirlo
pero es
de público conocimiento
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