Si te vuelvo a ver le pido a la idea que por esta vez mi piel salga entera
Año sin Palo
Foto: Alejandro Pi-hué
El Tiempo que pasó
No pudo curarme
La biblia se cerró
La abrí por quemarme
Si te vuelvo a ver
Será por la idea
De que el amor aquel
Funciona en mi sangre
Y el diablo de papel
No pudo quemarme
Se que fui infiel
Funciona en mi sangre
Me arrancaré
La piel y la carne
El poder de la luna y el sol
Encerrado en tu interior
Si vas a decir adios
Tendrás el poder de la luna
Y si vas con tu corazón
Tendrás el poder de sol
Tendrás el poder del sol
El tiempo que pasó
No pudo curarme
La biblia se cerró
La abrí por quemarme
Si te vuelvo a ver
Le pido a la idea
Que por esta vez
Mi piel salga entera
El poder de la luna y el sol
Encerrado en tu interior
Si vas a decir adiós
Tendrás el poder de la luna
Y si vas con tu corazón
Tendrás el poder de sol
Tendrás el poder del sol
El poder de la luna y el sol
Encerrado en tu interior
Si vas a decir adiós
Tendrás el poder de la luna
Y si vas con tu corazón
Tendrás el poder de sol
Tendrás el poder del sol.
"La idea", canción incluida en el disco póstumo de Palo Pandolfo, Siervo, había sido compuesta hace ya más de quince años y nunca antes la había grabado. Los motivos por los cuales permaneció inédita durante tanto tiempo son misteriosos, dada su ostensible belleza. Palo decidió grabarla en las últimas semanas de su vida. Todavía duele hoy escribir frases como esta, cuando justo se cumple un año de su inesperada muerte.
Fue uno de los más grandes artistas que dio el rock argentino y eso puede comprobarse en la escucha de su extensa obra discográfica, no sólo en su primera y hoy celebrada banda Los Visitantes. Pero Palo se desplegaba con mayor intensidad en sus actuaciones en vivo: era de esos que crecen sobre un escenario hasta dimensiones sagradas. Por eso su ausencia pesa más: no bastará con sus discos para ponderar cuánto era. Dejó canciones muy hermosas pero imposible que otros intérpretes logren rozar los picos de belleza a los que él llegaba incluso en los tablados más precarios. Su presencia derrochaba incandescencia e invariablemente cada noche en la que lo vimos vibrar en música nos dejó una marca indeleble.
A un año de su ausencia esta delicada realización de Verónica Palmieri y Leo Vaca nos hace sentir que aún algo suyo queda entre nosotros.
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