martes, 20 de noviembre de 2018

La ceniza es el blanco más puro

Festival de Mar del Plata: Ash is purest white (Jia Zhang-ke, China, 2018)






por Erica Vainscheinker

 Quiao, la heroína de la película, está perdidamente enamorada de Bin dispuesta a todo para protegerlo. El es un gángster que vive una vida nocturna y está situado en un alto rango en su grupo. Cuando una noche él es atacado por una pandilla enemiga, ella no duda en salir en su defensa a los tiros. Como el arma es ilegal, va presa. Abandonada en la cárcel, espera en vano la visita de su amor.

Las escenas de tono melancólico contrastan con las escenas nocturnas en las discotecas y la música casi bizarra de Village People: el recurso al pop occidental -Madonna, Pet Shop Boys- es una marca de autor de Jia.

Ella no duda, es fuerte y amorosa. En cambio, él es manipulador y violento. Es notable el recurso narrativo para anticipoar que algo va a suceder con ella: en primer plano suenan unos golpes como de alguien golpeando una puerta pero con un volumen magnificado. Parece que el espectador pudiera vivir la experiencia de la chica y escuchar también ese llamado. Y Quiao siempre obedece a lo que escucha. Bin, es cambio, es más bien cobarde y no es capaz de sostener la relación con Quiao.

Como sucede siempre en la filmografía de Jia, vemos los drásticos procesos de cambio de China, la violencia social, las idas y vueltas de amores no correspondidos... También, como en Xiao Wu, The world o Mountains may depart, bastante melancolía, algo de melodrama y leve comicidad, Ash is purest white ha sido la mejor manera de cerrar mi festival de cine en Mar del Plata 2018, en compañía de mi queridísima madre.

Mis otras reseñas de este festival las pueden encontrar en el blog La otra.

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