domingo, 21 de octubre de 2018

El que no ama ni siquiera se da cuenta


Vamos enfrentando el final de la visión. La fatiga y la angustia que me ha costado describirla no quiero contárselas al lector: me bastará recordarle que es atroz vivir y conocer un mundo donde los ojos ya no saben dar una mirada no digo ya de amor, tampoco de curiosidad ni simpatía. Aunque estoy "contento del desierto", intento pensar en uno de esos padecimientos que suelen impedir expresarnos y hablar civilizadamente: sólo el que que ama sufre al ver que la persona amada cambia. A los políticos no les importan nada los pobres; a los intelectuales no les importan nada los jóvenes. Así que no sólo no sufren a causa a de sus cambios, sino que precisamente ni siquiera se dan cuenta. Y no se trata de un simple cambio, incluso doloroso en cuanto degradante. Se trata, como he dicho, de un verdadero genocidio. El que no ama ni siquiera se da cuenta. 

 Pier Paolo Pasolini, Petróleo

Ilustración: Carmen Cuervo

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